En la actualidad, con frecuencia, se escucha decir que hay mucha droga, pero… ¿Qué debemos hacer para advertir si nuestros hijos o alumnos están consumiendo? Prestar atención a las señales de peligro y reconocer los síntomas: apatías prolongadas, aislamiento, pérdida de interés por los deportes y pasatiempos habituales, ausencia de proyectos, mentiras reiteradas, abandono de amigos, aparición de amistades de mayor edad (particularmente si se mantienen ocultas), fracasos escolares o laborales, frecuencia en la desaparición de objetos valiosos del hogar, la escuela o el trabajo.
¿Y si todo indica que consume? Si aparecieron comprimidos no identificados, sustancias, jeringas o cigarrillos raros. Si presenta ojos rojos, pupilas dilatadas, habla con dificultad, tiene hematomas o pérdidas bruscas de peso… No hay que desesperarse ni paralizarse. Hay que demostrarle que uno está dispuesto a asumir el problema y a ayudarlo. No buscar culpables dentro ni fuera de la familia. No tratarlo como a un “enfermito”. No victimizarse uno mismo ni sentirse culpable. Es necesario mostrarse capaz de tratar seriamente el problema, con amor, serenidad y cordura. Y hay que buscar ayuda profesional urgente. Un correcto diagnóstico médico y psicológico es el punto de partida para salir de las drogas.
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